Sintonízate con la energía de la primavera
Después de muchas semanas confinados, haciendo vida en casa en nuestro núcleo más íntimo, nos ha desconectado mucho del entorno natural aunque, internamente, el organismo está captando las señales que le indican que está en plena primavera, realizando el proceso depurativo propio de esta época. Poco a poco iremos volviendo a la vida cotidiana y podremos salir más al exterior, donde la luz, la temperatura y otros factores nos ayudarán a adaptarnos a esta estación. Teniendo en cuenta el momento que estamos viviendo a nivel global, estaremos expuestos a una serie de agresiones externas y nuestro sistema inmunitario tiene que estar bien reforzado. A pesar de las precauciones a nivel colectivo, también es importante seguir unas pautas a nivel individual para que podamos integrarlas en nuestro día a día. Desde la perspectiva de alimentación podemos hacer mucho trabajo.
La primavera es uno de los momentos del año donde el cuerpo, de forma natural, hace limpio de todo lo que hemos ido acumulando durante los meses más fríos del invierno. Desde el enfoque de la medicina tradicional china, esta época es la óptima para nutrir el hígado y la vesícula biliar que es importante que estén en óptimo rendimiento para hacer correctamente las funciones de depuración y sintonizarse con el movimiento energético de la primavera de activación y crecimiento. Observando la naturaleza podemos apreciar como todo despunta, brota y germina. Esto afecta a todos los seres vivos, incluidos nosotros. Momento de apertura, donde sentirnos ligeros para dar paso a las épocas más expansivas y cálidas del año.
Para mantener el hígado y la vesícula biliar bien cuidados debemos tener en cuenta unas directrices generales que luego, en cada caso, podemos personalizar:
● Potenciar la alimentación basada en verduras y frutas, especialmente las de temporada, que nos ayudan a depurar el cuerpo de forma natural: Verduras amargas-ácidas, verduras de hoja verde, brotes tiernos y germinados.
● Reducir el exceso de proteína animal compensándolo con la ingesta de proteína vegetal teniendo presente que sea completa a nivel nutricional (legumbres, frutos secos, semillas, etc).
● Elegir hidratos de carbono, preferiblemente del grupo de los complejos, como los cereales integrales (arroz, mijo, avena, cebada …). Evitar los azúcares simples y las harinas refinadas. Disminuir también las grasas saturadas como los embutidos, las mantequillas o los lácteos.
● Elegir alimentos con cocciones más ligeras como los salteados o los escaldados evitando los estilos de cocción con mucho aceite (fritos, rebozados, …) y disminuyendo los de efecto muy denso, pesado y concentrado como el horno, ahumado o barbacoa.
● Evitar comer en exceso durante las comidas y cena pronto y ligero, para dejar descansar el cuerpo facilitando que pueda hacer todas las funciones de reparación durante la noche.
Estos consejos, deben ir acompañados de una buena hidratación del cuerpo, un descanso reparador respetando las horas de sueño y ejercicio físico moderado y adaptado a cada caso y, si puede ser, en contacto con la naturaleza.